VíA DEL CONOCIMIENTO -
EL EJERCICIO DEL ZAZEN
El pensamiento oriental no se considera al cuerpo como la sede sagrada del alma o del espíritu. El cuerpo y el espíritu son contemplados como dos dimensiones de un mismo fenómeno, no son entidades independientes
Según el pensamiento oriental, las concepciones personales
están basadas en la conciencia de las sensaciones corporales.
Emprender un camino como el Zen significa ir incorporando y sensibilizándose en esta sabiduría del cuerpo.
El control de si mismo exige volverse consciente de las propias funciones que nuestro cuerpo realiza y de todos los mecanismos conscientes o inconscientes que las subtienden. La sabiduría del cuerpo es demasiado antigua y demasiado profunda para ser captada por las facultades intelectuales por eso los métodos como el Zen, o el yoga insisten en la estimulación del poder del cuerpo y de las posibilidades de autorealización.
Es el Zen en particular quien a partir del cuerpo apunta a la percepción de una conciencia total del ser, el camino nos revela la conciencia más profunda del sí mismo.
No cabe duda que el hombre no puede eludir las grandes realidades humanas como son la muerte, la soledad y la inevitable interdependencia entre ellas. El Zen nos lleva a través del cuerpo a la aceptación positiva de la realidad humana, nos reconcilia con nosotros mismos y nos devuelve la capacidad de vivir aquí y ahora, de superar el miedo a la muerte , al sufrimiento, a la soledad y nos posibilita el ser creativos y llegar a amar de forma incondicional.
Analizemos algunas características básicas relacionadas con la postura
Bien enraizado
Esta primera característica hace alusión a un arbol.
De acuerdo con esta conciencia, un árbol es un suma de raíces tronco. ramas, hojas... Las raíces representan, ante todo, el lugar en el que el árbol descansa; de igual modo, la pelvis es el lugar en el que el hombre debería descansar (el hombre que «sube» abandona su pelvis, se irrita, se agita, pierde pie).
Las raíces constituyen, así mismo, el lugar en donde las fuerzas de la tierra se transforman en fuerzas de vida para el árbol y la pelvis, el centro de la tierra en el hombre es el lugar en donde las fuerzas de la Gran Vida se transforman en fuerzas de vida para el hombre.
Por último, las raíces representan el lugar desde donde el árbol se eleva hacia lo alto; lo mismo puede decirse del hombre con respecto a su desarrollo espiritual (al que no hay que confundir con su desarrollo mental ).
El proceso de maduración del hombre parte de la pelvis.
No es indispensable sentarse en el suelo, con las piernas cruzadas en semí-loto o en loto. Puede utilizarse una silla. Pero siempre, sea cual sea la posición elegida, la postura debe ser tal que las rodillas queden situadas más bajas que la pelvis. Para ello, es mejor instalarse en la parte de delante del asiento o del cojín.
Las diferentes posturas para sentarse son:
1. Loto completo
2. Medio loto
3. Postura Birmana
4. Postura para principiantes (con un safu o con banquito)
5. Sentado en una silla
Las manos
En esta posicion, o, digamos mejor, en este gesto, las manos quedan unificadas. Racionalmente, es posible distinguir siempre la mano izquierda a un lado, la mano derecha al otro. Es una mirada legítima para la conciencia humana, una mirada que objetiva, que distingue, que separa.
El gesto de las manos, en nuestro ejercicio, no es solamente el símbolo de unificación sino, así mismo, la oportunidad de una experiencia, de una vivencia, de una sensación de unidad.
Cubrir los dedos de la mano derecha con la mano izquierda (con las palmas hacia arriba); los pulgares deben estar en contacto de modo que, con los índices, tracen un círculo o una elipsis. Los meñiques se colocan en contacto con el bajo vientre, de forma que los pulgares queden aproximadamente a la altura del ombligo. Hay que evitar cualquier crispación en los brazos.
Inmovilidad
¡Quedarse inmóvil! No es, por cierto, algo fáciL Pero no hay que suponer que esta posibilidad es el resultado de una larga práctica. Es una exigencia, un deber al que el principiante debe consentir libremente a partir de su primer ejercicio.
La inmovilidad siempre es difícil para el principiante.
Porque, si bien buscamos la unificación, es muy frecuente que, al principio, encontremos nuestros conflictos internos, nuestra agitación interior.
A veces hay personas que se sienten perdidas en una gran impaciencia, en una agresividad o en pensamientos conflictivos. Cuando tales problemas nos acaecen en la vida cotidiana, solemos responder con una falsa solución (encender el televisor, telefonear a una amiga, beber un whisky...). La verdadera solución, en cambio, es afrontar esta realidad interior. Una práctica perseverante del ejercicio de la inmovilidad nos permitirá, antes o después, experimentar una calma llena de vitalidad. una estabilidad interior.
Es importante todos estos aspectos que nos facilitan liberarnos de las tensiones que se acumulan en el cuerpo y que estan en niveles profundos de nuestra conciencia.
La 1ª Desconfianza de encarna en la pelvis
En la base del cuerpo en la zona de la pelvis se encarna la primera desconfianza, es la desconfianza frente a la tierra, es decir, frente a la materia, a los instintos, a las tinieblas, a la sombra, al inconsciente. Esta desconfianza se encarna en la base del cuerpo. Es el hombre que camina arrastrando los pies, crispado en las pantorrillas, en los muslos, a la altura de la pelvis.
Buscar una buena base, tal como propone el ejercicio. constituye un gesto de confianza de la persona entera que cada uno somos.
Sin dejar de estar bien enraizado en la tierra, hay que intentar mantener el contacto con el cielo. No se trata de que, en el ejercicio, haya que identificarse con pensamientos o estados de ánimo elevados. Se trata de crecer hasta alcanzar la propia talla, la propia altura. Estar allí sin hacerse ni más pequeño ni más grande de lo que se es.
¡Convertirse en uno mismo! ¡Ser uno mismo! ¡Es el deseo de muchos hombres y mujeres de esta época!
Por otro lado, es sorprendente comprobar cuán pocas son las personas que viven en su propia talla, en su propia altura. Siempre faltan algunos milímetros (¡y a veces, incluso, llegan a ser centímetros!).
De vez en cuando, en cambio, una persona se hace más grande de lo que es.
Existe, por un lado, la talla que tenemos, una cifra de una escala, pero la que nos interesa aquí es la talla que somos.
El hombre que, por lo general en forma Inconsciente, se hace más pequeño o más grande de lo que es, se aleja de algún modo de sí mismo. Encontrar y mantener su tamaño en el ejercicio de la meditación es un gesto de la persona entera, un Sí a si mismo. Una manera de expresar:
«Si, soy yo quien está aquí, sin disfraces, sin máscaras». Un gesto de humildad en el doble sentido que este termino tiene: no considerarse más de lo que se es, no considerarse menos de lo que se es.
· Liberarnos a través de la inspiración y la expiración consciente de toda tensión en el rostro y en el pecho
La 2ª desconfianza, se encarna en el pecho
Es la desconfianza frente a los sentimientos y esta causa trabajo a la mayoría, de las personas se encarna en el pecho, en la región del estómago, en el plexo solar.
Es la desconfianza frente a los propios sentimientos, que no nos atrevemos a expresar. Desconfianza frente a los sentimientos de los demás, que encontramos difíciles de aceptar.
El pecho es, asimismo, el lugar donde apoyamos el índice cuando decimos «yo», el centro del ego que con frecuencia se destaca con el gesto de hundir el vientre e hinchar el pecho. Y constituye una de las causas que provocan el desplazamiento del centro de gravedad hacia lo alto y desestabilizan a la persona entera.
Aflojarse en el pecho es un gesto que nos permite trasladar el punto de gravedad hacia abajo sentirse mejor y más serena y estable.
Solo así se puede mantener una espalda recta.
¡Establecer la fuerza en la espalda! Sentir y mantener esta
fuerza mientras dure el ejercicio.
Podríamos decir que la espalda es el asiento de la voluntad Que debemos comprometer en el ejercicio.
La presencia atenta, la actitud despierta, parten de la espalda
La 3ª Desconfianza está enraizada en los hombros
Esta acción de sentarse interiormente debe ir acompañada de una distensión en los hombros. También aquí, es la persona entera la que se suelta en los hombros.
Son muchas las personas que hoy en día se quejan de dolores en los hombros, en la nuca. El médico diagnostica que es el resultado de una crispación que puede desaparecer con unos masajes o una inyección. Sin embargo, no es probable que los dolores desaparezcan de esta manera. Porque lo que se ha encarnado en los hombros y en la nuca es la tercera desconfianza, la que provoca problemas a la mayoría de la gente: ¡la desconfianza frente al mundo! ¿Qué me sucederá mañana? ¿Qué miedos emergen a la soledad, a la muerte, al dolor? ¿Qué pretenden los otros? ¿Con qué voy a encontrarme? ¿Que van a pensar e mí? ¿Qué sentido tiene mi vida? Todas estas preocupaciones nos colocan en estado de alerta.
Nuevamente, el hombre sube, pierde pie, ya no encuentra tranquilidad. Aflojarse en los hombros representa un gesto de confianza de la persona entera.
Actitud de Permanecer
¿ Y ahora?¡Es tan simple que se convierte en dificil! Simplemente estar ahí... en el centro de todo... desligado de todo...
¡Estar ahí! ¡En el centro de todo! Con este ejercicio, buscamos el silencio, el gran silencio, fuente de tranquilidad. Los ruidos perturban el silencio. Y siempre habrá ruidos. Por ejemplo, los ruidos exteriores (un coche que pasa delante nuestro, un niño que llora, un perro que ladra, unos pájaros que cantan...). Asimismo habrá siempre ruidos interiores (una pequeña molestia física en algún lugar, un determinado estado de ánimo, pensamientos y más pensamientos...). Estar ahí... en el centro de todo.
¡Desligado de todo! El silencio que buscamos no es contrario de estos ruidos. El silencio que nos interesa es aquel que ya no se deja perturbar por esos ruidos. Una tranquilidad básica comparable a la que reina en el fondo del mar o en un cielo estrellado, sean cuales fueran las tormentas que agitan la superficie de la tierra. ¡Desligado de todo...! Para desligarse es necesario ligarse allá. ¿Cuál es el cordón umbilical con este «más allá»? La respiracion.
A lo largo de todo el ejercicio, hay que mantener una presencia atenta a la respiración. En cada espiración, sentarse interiormente. En la inspiración, dejarse abrir.
¡La respiración! Nuestro interés se centra en la funcion respiratoria.
Respirar es entrar en una forma y abandonarla enseguida. En la meditación no hacemos ejercicios respiratorios (inventados por el hombre) sino que intentamos volvernos mas transparentes al Soplo, al Respiro que es el lenguaje de la Vida, de la Gran Vida.
Hay tres puntos importantes a tener en cuenta:
1. La espiración siempre es más larga que la inspiración.
2. Hay que adquirir conciencia de que cada respiración está, al mismo tiempo, ligada a la respiración precedente y a la siguiente.
3. Hay que permitir que este flujo continuo nos llene enteramente, a imagen del agua que, al fluir, llena todos los espacios que encuentra en su camino.
Se aconseja a los que empiezan, CONTAR LAS RESPIRACIONES de 1 a 10.
Hay 3 formas:
· Contar el inhalar i el exhalar
Uno mientras inhalo, exhalar y contar Dos sin avanzar el número
a la exhalación, sino seguirla.
· Contar las expiraciones
Provoca llegar al volumen más bajo de aire, al horizonte
de reserva. (Tranquilidad)
· Contar las inhalaciones
Esta es la más dificil (Frescura)
La respiración Zen desempeña un papel fundamental en la meditación y en todas las acciones de la vida cotidiana. Hay que conseguir establecer un ritmo lento poderoso y natural.
A veces se pregunta si se ha de controlar la respiración. Lo primero que un principiante debe hacer es observar atentamente su respiración y volverse intimo con ella.
Sólo se puede controlar aquello que se conoce íntimamente.
Torácica - Diafragmática - Abdominal
Que la respiración llegue a ser abdominal no puede ni debe forzarse, es necesario primero que se suavicen las tensiones que la vida cotidiana nos hace acumular en el diafragma, mientras esta zona no se suaviza, es imposible llegar a realizar correctamente la respiración abdominal.
Lo mejor es seguir íntimamente el oleaje muscular provocado por la respiración, sin presionar, seguir el ritmo natural de cada uno.
El aire, dicen los maestros, contiene la energía del Cosmos de tal manera, asegura Katsuki, que LA CONDICION MENTAL ES FRUTO DE LA INSPIRACION Y EXPIRACION BIEN REALIZADA.
ATENCIÓN
Es comprobado que el nivel de atención, de estar despierto, está intimamente relacionado con la respiración. Es la tensión de los músculos del TANDEN la que bloquea el flujo incontrolado del pensamiento. La atención llega a su máxima altura porque el centro de vigilancia del cerebro está estimulado desde los músculos del Hara pasando por el bulbo o la zona de lo que llamamos el cerebro primitivo.
Cada instante nuestra energía emerge desde abajo, desde el tandem, desde ese nivel de la Mente donde dicha energía es pura, es no objetiva, es atemporal e inespacial. (Esta energía al movilizarse brota desde nuestro interior y comienza a formar pensamientos y sentimientos que disgregan la energ¡a.)
Por eso la atención consiste en una actitud activa, he de aprender a mantenerme despierto, pasivamente atento, para poder percibir esta energ¡a antes de que se disgregue.
Cuando estamos distraídos, nuestra energía interior se halla en el nivel egóico y en este nivel estamos lejos de la Realidad, lejos de nuestra verdadera naturaleza, nuestro potencial interior se halla entonces envuelto en pensamientos, símbolos, mapas del territorio que nos impiden ver lo que somos, nos impiden percibir lo que realmente es nuestra propia naturaleza.
Después que estos pensamientos o sentimientos han emergido no debemos reprimirlos. Hui Neng, el sexto patriarca chino dice: "Reprimir el flujo de la mente es una enfermedad Zen", la mente en blanco no es Zen porque cuando aparecen las formas ya es demasiado tarde, sólo podemos dejar que pasen como nubes e intentar no engancharnos a ellas.
El arte de la meditación consiste en evocar ese gesto interno que gracias a la atención ayudada por la respiración consciente permite que estemos despiertos a ese origen donde nace mi energ¡a.
Cuando nuestra atención opera de un modo activo y vigilante impide la emergencia de pensamientos, de conceptos, de sentimientos, ya que la atención activa no permite que la energ¡a se disgregue en formas emotivas o imaginativas.
Podríamos decir que es una actitud de vigilante observación, expectación. Es aquella actitud vigilante que dice: "habla, te escucho" y es así como se detiene el monólogo interior y no vuelve a empezar hasta que cesa esa actitud vigilante.
Así se consigue esa conciencia o esa mente que es como "El cielo puro e infinito que es azul y no es perturbado por el paso de las nubes blancas". Así se alcanza esa actitud totalmente receptiva (de abandono del Ego) y totalmente despierta.
CORTEX
CENTRO DEL
talamus
DESPERTAR
TANDEN
La atención voluntaria no puede ser mantenida más que
unos segundos, para poder permanecer atenta ha de
recibir nuevos impulsos del cuerpo y en particular de los musculos respiratorios.
Respiración, actua como ritmo que ayuda a serenar el córtex
Vista fija ayuda a calmar la zona prefrontal y
el pensamiento superior se calma.
Se emiten ondas desde el sistema difuso y se calma el cerebro.
El maestro Huig-Neng (ENO), el VI Patriarca chino.
Dedica, en el libro de sus enseñanzas, un capitulo a las tres
características básicas que tiene la práctica de la meditación zen.
NO OBJETO NO APEGO NO DETENCIÓN
Es la Esencia Es Principio fundamental Es la Base
NO OBJETO:
· No hay objeto sobre el que se medite
· No hay un pensamiento, un sentimiento
· No hay un análisis.
· No es meditación.
Es contemplación sin objeto.
La actitud que se requiere durante el Zazen, en japonés se llama mumen-muso, sin pensamientos, sin imágenes, es un estado en el que no se piensa, no hay pensamientos pero si existe una actividad grande de la mente. Esta actitud mental tiene una relación estrecha tanto con la postura como con la respiración, es llegar a un estado de silencio interior, es la mente, es el corazón, el que practica zazen totalmente despierto.
NO APEGO
No apegarse a algo es estar conscientes de su valor absoluto. Cuando uno se sienta en Zazen renueva su actividad creadora, en primer lugar porque toma conciencia de si mismo, en segundo lugar porque si uno está entero en un lugar, todo está allí presente. Todo se crea en cada respiración y experimentamos esta raíz del no apego ya que cada momento es único y creativo, es vivo y nuevo.
El zazen requiere esta primera actitud del NO APEGO, sólo así se puede llegar a experimentar la verdadera libertad.
Un practicante Zen no debe apegarse a la visión luminosa que surge de su práctica. Si viene el Buddha, golpea al Buddha . Si viene el demonio, golpea al demonio. Ninguna imagen es la realidad, ni el más mínimo enganche
Una vez que te has liberado de los apegos a las sensaciones mundanales, no te apegues ahora a las sensaciones de la Vía.
Un maestro Zen preguntó a un discípulo:
"¿qué traes en las manos?"
El discípulo respondió: "un libro de sutra".
"¡Arrójalo!", le gritó el maestro.
Así lo hizo el discípulo.
"¿Qué tienes en las manos?", volvió a preguntar el maestro.
"Nada", respondió el discípulo.
"¡Arrójala!", le gritó el maestro.
"¡Pero si no tengo nada!", exclamó extrañado el discípulo. «¡Arroja esa nada!", replicó el maestro.
Ni apego a los objetos, ni apego al vacío. He aquí la Vía del Zen.
Resumiendo este aspecto, el Zen es la verdadera libertad que nos permite entrar y salir de las cosas , podemos practicar la concentración y el no-apego en la realidad de la vida cotidiana.
Cuando ponemos esto en práctica, aquellos momentos que en nuestra vida eran momentos muertos entre actividades, se convierten en el lugar en que tocamos directamente la realidad original, más allá del tiempo y del espacio. Es como transformarse en el cielo claro, visible entre nubes. El cielo claro, visible, entre las nubes, no es algo que se encuentra entre nube y nube, sino algo que se abre infinitamente por encima de ellas. Esta más allá de las nubes , las contiene pero no está tocado por ellas.
NO DETENCION
Así como el no apego, para Huig-Neng, es el principio fundamental, la no detención él la define como la BASE del Zazen, no te quedes enganchado a ningun pensamiento. No detención es ir directamente a la raíz. no entretenerse con las hojas o con las ramas, dice el Sodoka, superar el terreno conocido de la rutina.
Aceptar fluir dejar que pueda ser llevado más allá de mi mismo.
Eno mismo explica de que manera se puede cultivar esta no detención, es el de la disciplina entendida como acción correcta, es decir, libre de las ataduras del deseo, esa disciplina que supone atención “mente del momento".
El Único momento es el presente, no querer retener nada, no apoderarse de nada. Esa es la disciplina purificadora ya que nos libra de los tres venenos, del odio y todas las formas de agresividad, de la envidia y de todo tipo de ingnorancia que es el peor de los venenos.
No detención es aceptar ser llevado más allá de lo que yo puedo controlar con mis sentidos . En la sutra del Diamante se dice “No morando en ninguna parte la mente se manifiesta” Esta es la no detención, “cuerpo y mente desaparecidos”
Uno de los problemas en la práctica de la atención continuada es la ansiedad, el querer tener, el querer alcanzar, el desear sentir. Tu atención entonces es difusa y tu Mu es una niebla. Resiste esta tendencia y renueva en cada respiración como si fuera un interludio. Haz de tu siguiente respiración un interludio. Configura cada respiración, cada MU, cada momento. Cuando tú estás atento cada cosa sale como una campana que suena en el silencio, cada Mu, cada respiración, son absolutos en sí. También puede ser que estés caminando, abriendo una puerta o haciendo MU en tu safú, dejar que nuestros actos esten delante, deja que cada inhalación sea ella misma y cada exhalación sea ella misma. Cada uno de nosotros podemos practicar Zazen, progresar en ese samadhi absoluto y lograr establecer el verdadero lugar del no lugar o sea con total desprendimiento llegar hasta el ámbito del origen para aprender a vivir y a crear nuestra propia condición.
jueves, 1 de julio de 2010
jueves, 15 de abril de 2010
EL ESPIRITU DEL SESSHIN
Saltar
Al comenzar un sesshin se nos mezclan sentimientos diferentes, como el deseo de estar unos días en silencio dedicados a eso que realmente es importante, y a la vez el sentimiento de que un sesshin es difícil. El sesshin es como uno quiere que sea, depende de uno. Nosotros creamos el sesshin, en cada momento. No es algo que está afuera: este local no es el sesshin, esta semana no es el sesshin. Nosotros hacemos el sesshin, nosotros transformamos este local y esta semana en un sesshin.
Es muy importante reconocer este punto. De otra forma, si pensamos que las cosas están afuera, no podremos hacer nada. El sesshin está dentro de nosotros, el sesshin somos cada uno de nosotros, y podemos hacer lo que queramos con ese tiempo y ese espacio. Se puede hacer del sesshin una carrera de obstáculos o se puede hacer del sesshin el mejor tiempo de nuestras vidas.
Es muy fácil hacer de cada tarea una dificultad. Para esto basta con no querer lo que tengo. Cuando estoy sentado en zazen, quiero que acabe. Cuando no puedo dormir, me irrito por no dormir. Cuando hace calor, quiero aire fresco ... lo que quiere decir que estoy haciendo sólo la mitad del sesshin, porque la otra mitad está fuera del sesshin. Porque para el sesshin como para cualquier otra cosa en nuestra vida, nosotros tenemos que saltar dentro y saber estar en lo que hacemos.
Me gusta esta idea de "saltar". Nosotros no sabemos qué va a pasar, nosotros no sabemos cuándo vamos a saltar, porque siempre queremos seguridad en nuestras vidas. Si pongo mi pie aquí, quiero saber qué es lo que hay aquí. Pero esto es cambiante, y entonces trataremos de abandonarnos, darnos al mundo. En el tiempo de un sesshin, tenemos que saltar dentro.
Cuando entramos en el local del sesshin nos transformamos en monjes Zen. Hay que cortar con nuestra vida de afuera, no con indiferencia, no porque no nos importe, sino porque ésta es la manera de ayudar a la gente que está afuera. Es dándonos completamente en el sesshin como podemos retornar a casa con algo. Esta es la experiencia del sesshin.
Cortar
Cuando se está en sesshin no se puede hacer materialmente nada de las cosas que hemos dejado "afuera" y si nos entregamos de ese modo, cortando todo enganche con “afuera”, el sesshin se convierte en un real sesshin.
Como decía el Maestro Dogen: "abandonar el cuerpo y la mente", ésta es la única manera de entrar en el sesshin. Es la única manera de disfrutar del sesshin. El sesshin no es una tortura, no es tiempo para estar triste o deprimido, hay dificultades, pero el sesshin es para estar feliz. No superficialmente feliz, con las cosas habituales, sino profundamente feliz, con un corazón feliz, con un corazón que ha aceptado ir más allá de sus propios límites, con confianza y con determinación. Y esto es lo que nos puede llevar hasta la propia casa, ésta es la mayor ayuda que puede darse a la gente que nos rodea, a la familia, a los amigos, a la sociedad.
Este es nuestro trabajo: cuando nosotros nos ayudamos a nosotros mismos, ayudamos a las demás personas. Si cortamos y estamos íntegramente en el sesshin, que no es una práctica egoísta, sentimos que queremos cambiarnos a nosotros mismos para ayudar a los demás. Este es el camino del Bodisatva
Pero, por qué no podemos simplemente "abandonarnos"? Es debido al apego que tenemos a nuestros hábitos y rutinas, a nuestro modo de hacer, de pensar y de sentir. Es difícil cortar nuestra "manera de vivir", cambiar los horarios, cambiar la comida. Tenemos que cortar y controlar nuestros deseos todo el tiempo, tenemos que seguir la campana, los "maderos" o lo que sea, es terrible...
Hacerlo libremente y con alegría, eso es hacer sesshin.
Depende de nosotros. Nadie lo puede hacer por nosotros. Podemos preparar el lugar, las cosas, las comidas, pero nadie puede cambiar nuestras mentes, solamente nosotros mismos.
Esto quiere decir también estar en armonía. Esto quiere decir ser uno con todo. Porque primero tenemos que ser uno con nuestra vida, con nosotros mismos, no estar afuera. No podemos decir "oh! mi vida es esto, mi vida es tal, mi vida es aquello!", no podemos decirlo porque nosotros somos nuestra vida.
No hay nada afuera. La vida no es algo que está más o menos ahí, esperando que vayamos hacia ella. Nosotros creamos nuestra vida, cada minuto. La vida es lo que nos encontramos haciendo aquí y ahora. Creamos nuestra vida a partir de las reacciones que generamos cuando nos encontramos con las circunstancias. Si no asumimos esa responsabilidad, si no tenemos claro que la vida somos nosotros mismos, entonces no podemos practicar porque nunca entenderemos la necesidad del cambio: si las cosas están afuera, "yo soy una pobre víctima y no puedo hacer nada". Si yo creo las cosas, entonces puedo cambiar mi vida, y si cambio mi vida, puedo cambiar la vida de los otros.
La realidad absoluta está "más allá" del ego. Esto es muy importante de entender en el Zen: quiere decir no dejar huellas en nuestra vida. Llevamos muchas cosas como huellas: recuerdo que di algo a alguien, recuerdo que alguien me dijo algo que no me gustó...llevamos muchas huellas en la cabeza. En el sesshin estas cosas aparecen y desaparecen, hasta crear en nosotros una mente libre, es decir hasta lograr absoluta transparencia.
Los pequeños rituales de un sesshin nos ayudan a liberarnos de lo que nos ata y abrirnos a esta nueva trasparencia de todos nuestros sentidos y de todos los niveles de nuestra conciencia.
Esto es lo que hacemos cada vez que nos inclinamos frente a la comida, frente a otra persona, porque en ese momento no hay dos: la comida, el comer y yo somos uno, el otro y yo somos esa unidad donde todo dualismo desaparece. Es como si diera algo con mi mano derecha a mi mano izquierda: no hay "gracias” que decir. Esto hay que experimentarlo y para llegar a ese nivel se necesita ATENCIÓN.
Esta experiencia nos liga a los demás y en ese nivel de unidad es donde tenemos que poner la compasión y la gratitud. Solamente si comprendemos el sentido absoluto, las personas adquieren el verdadero valor que tienen en si mismas – entonces actuaremos desde el centro, de corazón a corazón.
Esta Compasión y gratitud se extiende a todos los seres, porque nuestra gratitud es amplia, es la gratitud hacia todo el universo.
La práctica es todo
El sesshin es mucho más que una ocasión para el zazen.
En principio es una oportunidad para practicar todo desde el centro, desde la unidad primordial. Es una oportunidad de abrir nuestro corazón cuando estamos sirviendo, cuando nos sirven. Es una oportunidad para dejar un poco nuestro ego ajustándonos a los horarios. Ese es un punto muy importante en un sesshin. Es la práctica continuada y despierta en todos los momentos. Así podremos practicar en nuestra vida cotidiana una mayor consciencia.
Debemos entender que, en esencia, en nuestras actividades, no hay diferencia entre sentarse en zazen y lavar los platos, no hay diferencia entre venir al sesshin o ir de paseo con nuestra familia, si se hace todo con el mismo espíritu. Para nosotros, que somos laicos, que no vivimos en un monasterio, aún si hacen dos, tres, cinco sesshines al año, no es nada comparado con toda nuestra vida. Hay que encontrar en el sesshin la manera adecuada para estar en la vida, saber dar, recibir, trabajar, meditar, descansar de la misma manera y con el mismo espíritu que se hace en el zendo y durante el sesshin.
No es necesario en la vida cotidiana hacer gassho frente a las personas, afuera, pero podemos aprender realmente a encontrarnos con las personas, no con nuestras propias imágenes fijadas, con nuestros clichés, sino con ese mismo espíritu y esa misma atención que cuando nos encontramos aquí y hacemos gassho. Esta es la práctica de un sesshin: aprender en cada momento a poner nuestra plena consciencia unificada, nuestra atención correcta, nuestra actuación desde el centro de nuestro ser.
Estar unificado supone una actitud de acogerse íntimamente al Budha, al Dharma y a la Sangha. Es una decisión que realmente nos compromete y que puede ser de gran importancia entonces renovar este deseo ahora justo al comienzo del sesshin.
El triple refugio en japonés de dice Sankikai. La palabra San significa triple, ki quiere decir refugio y kai precepto. Se dice triple porque se hace referencia al Buda, al Dharma y a la Sangha.
Refugiarse en el Buda hace referencia a entrar en el propio centro, significando lo más profundo del alma, el hondón en lenguaje de Teresa de Ávila. Este ámbito es el vacío. Refugio alude a la certeza de que eso existe, a que se sabe qué es pero no sé qué es, en el lenguaje del maestro Eckhart.
Tomar refugio en el Budha es ponerse en contacto con aquello que no ha nacido y que no muere, es intentar una y otra vez tocar aquello que es primordial. No es ir o venir, sino permanecer.
El Dharma, que son también las infinitas cosas y las infinitas posibilidades, es también el vacío. Tomar refugio en el Dharma es estar dispuesto a entrar en ese ámbito infinitamente vacío (vacío infinito), el vasto y desentrañable Dharma, el cual hacemos voto de comprender y nos comprometemos a atravesar todas las puertas de acceso a esa mente.
El sesshin es estar abierto con todos nuestros sentidos a todas las enseñanzas. El verdadero Dharma se manifiesta en todo y de forma ininterrumpida. Un vecino que tose, la ventana que golpea, el ruido de un coche, el sonido de la campana, el canto de una rana...El dolor de la rodilla, el dolor de la espalda, el enfado porque me distraigo. Estas son las instrucciones o más bien pertuirbaciones de la mente. Como el sonido de una piedra sobre la caña de bambú abrió la mente de Hsiang-yen, así cada cosa que acontece puede ser el estimulo que abra nuestra mente.
Sangha hace referencia a la comunidad y también a lo uno, es decir, a las infinitas formas y personas que la constituyen y que en realidad forman una Unidad en la que no hay dentro ni fuera.
Durante un sesshin se pone de manifiesto este tomar refugio en la Shanga por la integridad con la que cada uno se manifiesta en cada momento, tanto estando sentado en meditación como de pie, comiendo, durmiendo, etc. La dignidad de nuestra actitud recogida manifiesta el Buda mismo. Tu eres el maestro de todos y de ti mismo. En la medida en que nos hacemos íntimos con nosotros mismos, en esa medida somos cuidadosos con todo, abrimos la puerta, comemos, nos movemos como alguien que no está. Comunicando contigo mismo, comunicas con la mente Una, comunicas con todos los demás en aquello que es común a todos.
Como siempre, cada uno de nosotros hace el sesshin pero es juntos que podemos verdaderamente evolucionar y mejorar nuestra práctica. Por eso cada día, al recitar los 4 votos tantas veces en un sesshin, nos comprometemos realmente con lo que nos dicen:
Los seres que sufren son innumerables; es el anhelo profundo de mi corazón salvarlos a todos. Esta salvación se realiza en la medida en que soy sincera y totalmente mi práctica y acepto lo que cada momento me trae, aquí y ahora, sin intentar huir de nada.
Los pensamientos y sentimientos ilusorios son ilimitados...... Liberarme de todos es la práctica de la atención aquí y ahora.
Las puertas del Dharma son incontables; hago voto de aprehenderlas. Es decir, decido aprehender todas las enseñanzas que el sesshin me da a través de todo cuanto me rodea, desde las palabras sagradas de las sutras hasta los inconvenientes que surgen de cualquier limitación física o psíquica, interna o externa, personal o del grupo. Todas son puertas del drama.
El camino de la iluminación es directo; hago voto de alcanzarlo. Si la práctica es correcta cada momento, la práctica es en si misma la Iluminación.
Por tanto, entremos en el sesshin con la clara determinación de hacer nuestro sesshin con todo el corazón. Depende de cada uno que sea en sí mismo el camino y el Despertar.
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